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El secreto de los monjes Shaolin: el equilibrio perfecto entre cuerpo y espíritu

El maestro Carlos Álvarez (Shi Yan Ya Fashi), en una entrevista con la revista Men’s Health, revela cómo esta filosofía combina la disciplina marcial del Kung Fu con la meditación budista para fomentar la paz interior y el autocontrol

>La filosofía Shaolin, ampliamente reconocida por su enfoque integral del bienestar, combina el arte marcial del Shaolin Kung Fu con la espiritualidad del budismo Chan (Zen). Este método, según el maestro Shaolin, Carlos Álvarez (conocido también como Shi Yan Ya Fashi) busca mucho más que el desarrollo físico: “La práctica del Shaolin Kung Fu y el Chan promueve la calma mental, mejora la concentración, reduce el estrés y fomenta la paz interior”.

 

Subraya que este enfoque no busca únicamente la excelencia técnica, sino un desarrollo espiritual y emocional que trasciende el combate. La filosofía Shaolin fomenta un profundo autocontrol y una conexión armoniosa entre el cuerpo y la mente, aspectos que resultan esenciales en el contexto de su práctica marcial y de su vida diaria.

En el corazón de la filosofía Shaolin, la respiración consciente se erige como una herramienta esencial. “Practicar una respiración profunda y controlada ayuda a calmar la mente, mejorar la circulación del qi (energía vital) y aumentar la concentración. Esto mejora el rendimiento físico y tiene un impacto positivo en la salud mental, reduciendo la ansiedad y promoviendo una sensación de bienestar general”, explica Álvarez.

“La disciplina es casi militar”, cuenta Álvarez, quien describe cómo cada actividad, desde el entrenamiento hasta las tareas comunitarias, está organizada para fortalecer no solo el cuerpo, sino también la mente. En este contexto, las responsabilidades diarias como limpiar el templo, ayudar en la cocina o estudiar los textos budistas no son simples obligaciones, sino actos de dedicación que honran a los maestros y a los antepasados.

Este estilo de vida austero, estructurado y orientado a la simplicidad es una representación tangible de los principios Shaolin: respeto, perseverancia y conexión con el presente. A través de esta rutina, los monjes aprenden a canalizar su energía, manejar el estrés y cultivar una paz interior que trasciende los desafíos del mundo exterior.

 

En la búsqueda del equilibrio integral promovido por la filosofía Shaolin, la nutrición juega un papel fundamental. Dentro de los templos, los monjes siguen una dieta estrictamente vegetariana, en sintonía con los principios budistas de no violencia hacia los seres vivos. “El budismo considera a los animales como seres sintientes, por lo que no se pueden comer dentro del templo”, explica Álvarez, destacando que este principio subraya la conexión entre las elecciones alimenticias y el respeto por la vida. Fuera del templo, sin embargo, algunos monjes pueden optar por una dieta más variada, dependiendo de los preceptos que decidan seguir en su vida personal.

 

Este enfoque consciente hacia la nutrición refleja la filosofía general de los monjes, donde cada aspecto de la vida diaria, incluida la comida, está cuidadosamente alineado con su objetivo de lograr la paz interior y el autocontrol.

Aunque las proezas físicas de los monjes Shaolin han fascinado al mundo durante siglos, su entrenamiento marcial va mucho más allá de la fuerza y la habilidad. Álvarez cuenta que el objetivo principal de esta disciplina no es solo dominar las técnicas del Shaolin Kung Fu, sino alcanzar una conexión más profunda entre cuerpo y mente. “El ‘secreto’ de estas asombrosas habilidades es una combinación de años de entrenamiento, disciplina extrema y una conexión profunda entre la mente y el cuerpo”, explica.

 

El entrenamiento físico se integra con la meditación para fomentar una conexión interna que permite a los monjes superar desafíos físicos y emocionales. Álvarez destaca que esta práctica les enseña a afrontar el dolor y las limitaciones con una mente clara y disciplinada, llevando su entrenamiento más allá del ámbito físico hacia un terreno espiritual.

El entrenamiento marcial también tiene como objetivo inculcar valores fundamentales como la humildad, la perseverancia y el respeto, cualidades esenciales para un monje Shaolin.

Más allá de las prácticas físicas, espirituales y alimenticias, los monjes Shaolin se guían por un conjunto de valores fundamentales que rigen cada aspecto de su vida. La humildad, el respeto, la perseverancia y la disciplina son los principios esenciales en el entrenamiento marcial y los que marcan su comportamiento diario y su relación con los demás.

 

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