Lunes 18 de Agosto de 2025

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Comentarios inapropiados y acoso: el indignante relato de una clienta del peluquero que mató al colorista en Recoleta

La joven contó haber sentido incomodidad desde el momento en que ingresó al local. “Hacía comentarios con doble sentido, me guiñaba el ojo y hacía caras raras”, dijo en diálogo con Infobae sobre Abel Guzmán, el hombre que le disparó a uno de sus compañeros y continúa prófugo de la Justicia

A la víctima la asesinó un compañero de trabajo, quien se encuentra prófugo />
A la víctima la asesinó un compañero de trabajo, quien se encuentra prófugo

La clienta estuvo atenta a su teléfono y chateando por Whatsapp con amigos para desviar la atención. Mientras aguardaba en el climazón (un artefacto de peluquería que ayuda a adelantar los tiempos de absorción de la tintura), el empleado le consultaba constantemente si estaba todo bien. En una oportunidad, la mujer advirtió que sentía mucho calor y ardor en su cabeza, a lo que Guzmán respondió: “Ah bueno, cómo estás. Al final no eras tan tranquilita”.

“Yo seguía con la mirada en el celular”, comentó. “Faltaba como media hora para terminar el tratamiento y pasó de nuevo haciendo caritas pero no le presté atención y me dijo: ‘Te colgaste. Te quedaste pensativa’”. Ante esta situación, le contestó: “No creo que la edad sea algo significativo para que una persona sea madura”. Y Guzmán arremetió: “Sí, bueno, igual yo lo decía por otras cosas. Los hombres grandes sabemos cómo tratar a las mujeres: hay que dar espacio, tiempo, demostrar intensidad y cariño”.

Germán
Germán Medina tenía 33 años y trabajaba en la peluquería Verdini, en el barrio de Recoleta

Posteriormente, le indicó que pasara por otro sector para poder avanzar con el lavado. A medida que la mujer recuerda el hecho en diálogo con este medio, comienza a desbloquear nuevos recuerdos de la hora que pasó en la peluquería Verdini. “En este momento, yo pensé: ‘No puedo seguir hablando con este tipo’. Cuando enjuagaba el pelo, me empezó a hacer masajes en la cabeza, la nuca y un poco en el cuello. Ahí mira al espejo, porque yo estaba mirando para ese lado y me dice: “Pará, bah... No quiero que pares. Esto me está gustando”. Y yo lo miré y dije: ‘¿Cómo?’. No entendía nada. Pensaba que me iba a desenredar el pelo y nada más. No entendía qué pasaba”, confesó.

“Nunca me pasó en ninguna peluquería”, denunció la clienta. “Después de que me enjuaga, se pone frente mío y me hace una cara rara. No sé qué hizo cuando me quiso sostener la toalla, no entendí. Ahí me levanté, caminé y me preguntó: ‘¿Tenés Instagram?’”.

La clienta comentó que no le funcionaban los datos del celular y que por eso, no tenía conexión a internet. En respuesta, Guzmán le brindó un código QR y le dijo: “Probá con esto”. “Cuando escaneé, era su contacto de Whatsapp”, recordó consternada. “Y me contestó: ‘Sí, para hablar porque creo que los dos sentimos, fue algo único, sentí una conexión especial’”.

“Me preguntó dónde vivía y le dije que era del interior. Y ahí me dijo: ‘Qué lástima, voy a tener que ir a verte hasta ahí’. Es un horror ese tipo. Me dio un miedo”, finalizó, indignada, a dos semanas del hecho.

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