Comentarios inapropiados y acoso: el indignante relato de una clienta del peluquero que mató al colorista en Recoleta
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La joven contó haber sentido incomodidad desde el momento en que ingresó al local. “Hacía comentarios con doble sentido, me guiñaba el ojo y hacía caras raras”, dijo en diálogo con Infobae sobre Abel Guzmán, el hombre que le disparó a uno de sus compañeros y continúa prófugo de la Justicia
La clienta estuvo atenta a su teléfono y chateando por Whatsapp con amigos para desviar la atención. Mientras aguardaba en el climazón (un artefacto de peluquería que ayuda a adelantar los tiempos de absorción de la tintura), el empleado le consultaba constantemente si estaba todo bien. En una oportunidad, la mujer advirtió que sentía mucho calor y ardor en su cabeza, a lo que Guzmán respondió: “Ah bueno, cómo estás. Al final no eras tan tranquilita”.
“Yo seguía con la mirada en el celular”, comentó. “Faltaba como media hora para terminar el tratamiento y pasó de nuevo haciendo caritas pero no le presté atención y me dijo: ‘Te colgaste. Te quedaste pensativa’”. Ante esta situación, le contestó: “No creo que la edad sea algo significativo para que una persona sea madura”. Y Guzmán arremetió: “Sí, bueno, igual yo lo decía por otras cosas. Los hombres grandes sabemos cómo tratar a las mujeres: hay que dar espacio, tiempo, demostrar intensidad y cariño”.
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Posteriormente, le indicó que pasara por otro sector para poder avanzar con el lavado. A medida que la mujer recuerda el hecho en diálogo con este medio, comienza a desbloquear nuevos recuerdos de la hora que pasó en la peluquería Verdini. “En este momento, yo pensé: ‘No puedo seguir hablando con este tipo’. Cuando enjuagaba el pelo, me empezó a hacer masajes en la cabeza, la nuca y un poco en el cuello. Ahí mira al espejo, porque yo estaba mirando para ese lado y me dice: “Pará, bah... No quiero que pares. Esto me está gustando”. Y yo lo miré y dije: ‘¿Cómo?’. No entendía nada. Pensaba que me iba a desenredar el pelo y nada más. No entendía qué pasaba”, confesó.
“Nunca me pasó en ninguna peluquería”, denunció la clienta. “Después de que me enjuaga, se pone frente mío y me hace una cara rara. No sé qué hizo cuando me quiso sostener la toalla, no entendí. Ahí me levanté, caminé y me preguntó: ‘¿Tenés Instagram?’”.
La clienta comentó que no le funcionaban los datos del celular y que por eso, no tenía conexión a internet. En respuesta, Guzmán le brindó un código QR y le dijo: “Probá con esto”. “Cuando escaneé, era su contacto de Whatsapp”, recordó consternada. “Y me contestó: ‘Sí, para hablar porque creo que los dos sentimos, fue algo único, sentí una conexión especial’”.
“Me preguntó dónde vivía y le dije que era del interior. Y ahí me dijo: ‘Qué lástima, voy a tener que ir a verte hasta ahí’. Es un horror ese tipo. Me dio un miedo”, finalizó, indignada, a dos semanas del hecho.
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